Una vez más, el PSOE de Lebrija incluye en el orden del día un punto sobre la caza. Esta vez en defensa del silvestrismo, una actividad prohibida por la Unión Europea y por lo cual España ha sido reiteradamente advertida por permitir esta actividad.
Os dejamos el texto de la intervención de Bene Cordero.

Las consecuencias negativas de la caza se extienden por toda Andalucía. Los impactos documentados más frecuentes son el cierre de caminos y vías pecuarias, bien sea mediante barreras físicas o mediante carteles o medidas disuasorias, tales como sensores, cámaras o guardias privados. Se impide así, el libre tránsito y uso de vías públicas y márgenes de ríos , sobre todo para senderistas, la bicicleta de la montaña y las rutas a caballo.
Entre los daños más graves se ponen en riesgo la integridad física de las personas. La caza en zonas de seguridad y montes públicos ha dado lugar a accidentes incluso mortales a seteros, transeúntes o ciclistas, así como a una innumerable lista de molestias y conflictos. Más grave resulta la disposición de cables u otros elementos para cortar el paso de forma abrupta a quien discurra, sobre todo ciclistas, por senderos y caminos. No faltan tampoco las agresiones y amenazas de cazadores a personas, sobre todo si estas le llaman la atención sobre algún tipo de conducta inadecuada por parte de quien porta un arma de fuego.
Asimismo, el sector cinegético no respeta los espacios protegidos y sus principios rectores, poniendo en peligro actividades como el ecoturismo o astroturismo.La caza tampoco respeta las actividades tradicionales del medio rural, entre ellas la agricultura, la ganadería, la pesca, la apicultura o recolección de las setas, siendo especialmente graves en agricultura y ganadería.
Se puede recordar el caso de Juan Clavero, activista de Ecologistas en Acción, que fue víctima de un montaje para atribuirle posesión y trafico de drogas y todo por llevar años luchando por defender un camino público usurpado por propietarios de fincas privadas de caza. Y el caso de Jesús Calleja, conocido montañero leonés, que publico en sus redes sociales un vídeo criticando el hábito de los cazadores de dejar todos los cartuchos tirados por el suelo, además de sus desperdicios y todo tipo de basuras en el campo. Sufrió un acoso tan brutal en todas sus redes que decidió eliminar el vídeo y los comentarios.
Llamamos la atención sobre un problema que va a mas y que produce un notable impacto negativo, también en lo económico, en las actividades productivas, recreativas y turísticas y por extensión a todo el mundo rural. Lejos de ser una actividad integradora, la caza solo busca su beneficio y su propia supervivencia. Para ello, de un tiempo a esta parte el sector cinegético trata de transmitir una imagen que no se corresponde con la realidad.
La práctica del Silvestrismo, se basa en capturar a aves en el campo mediante todo tipo de sistemas de trampeo (redes abatibles, parany, captura en nido, etc.) para enjaularlas, adiestrarlas y llevar a cabo competiciones de canto. Se trata de una modalidad de caza sometida a una estricta reglamentación y regulada mediante licencia, pero lo cierto es que el furtivismo es muy habitual.
Para regular esta actividad el gobierno solicitó a las autoridades europeas un período de adaptación con el fin de reducir las capturas progresivamente hasta derivarla a la cría en cautividad. Pero lo cierto es que eso no ha sido así.
Bruselas detectó que el permiso excepcional solicitado por España era en verdad un ardid para seguir burlando la Directiva de Aves, pues ni se estaban cumpliendo los compromisos aportados respecto al descenso de las capturas ni se estaba llevando a cabo el debido control de la actividad.
Ante esta situación la Comisión Europea abrió en 2017 un procedimiento de infracción por vulneración de la legislación comunitaria a España que ahora se ve agravado por un segundo aviso en forma de dictamen motivado que emplaza a finalizar con estas prácticas en dos meses.
Según la Comisión, las administraciones públicas españolas no están poniendo el debido empeño en derivar la práctica del silvestrismo hacia la cría en cautividad y acabar con la práctica de las capturas en el entorno, más bien al contrario parece que las excepciones solicitadas para adaptarse progresivamente a la normativa de la UE “pretenden continuar con dicha práctica a largo plazo”.
Según la documentación aportada por SEO/Birdlife, en el dictamen motivado de la UE se subraya que España utiliza el período transitorio solicitado (que debía acabar este mismo año) no con el fin de establecer un programa de cría en cautividad, sino con el de mantener las prácticas recreativas tradicionales de capturar especies protegidas por la ley en el medio natural, “algo inaceptable” según la Comisión.
La llamada al orden está basada en el gran número de especies capturadas durante el período de excepción solicitado, casi dos millones de ejemplares, y en el informe del propio Comité Científico del Ministerio, según el cual “la reproducción en cautividad de las aves fringílidas que se utilizan en silvestrismo no sólo es factible sino que además está ya muy extendida”.
Es más, según SEO/Birdlife, tal y como señala en su escrito de amonestación la UE, los cupos máximos de captura fijados para el período de adaptación no obedecen a la voluntad de mantener una población de cría en cautividad que haga viable la práctica, tal y como lo demuestra el hecho de que los ejemplares sustraídos del entorno hayan sido en su gran mayoría machos, que son los que cantan, y no hembras que serían las destinadas para la cría.
Para Nicolas López, responsable del programa de Conservación de Especies Amenazadas de SEO/BirdLife, “Esta información confirma que la verdadera finalidad de las autorizaciones concedidas ha sido la continuación de los concursos de aves canoras, en lugar de la constitución de una población cautiva viable”. Es más, según este investigador “en algunas comunidades como Madrid está incluso prohibida la captura de hembras”.
Los datos más recientes del Consejo Europeo del censo de aves comunes en Europa (EBCC, 2015) algunas poblaciones de fringílido que están capturando en España están en declive. Las poblaciones de pardillo común han caído un 67 % y las de verdecillo un 47 % y las de jilguero un 14 %, por lo que las capturas estarían agravando la situación de riesgo de estas especies.
Los votos favorables de PSOE (9) PP(4) y PA(3), permitieron aprobar el punto, con los votos en contra de Ganemos Lebrija e Izquierda Unida.